Patea Pamplona

Como ocurre en muchas ciudades de la zona norte, las calles con nombres de oficios son corriente. Por eso no os sorprendáis pero avanzamos por la calle Mercaderes, donde se encuentra la curva más conflictiva del recorrido del encierro. Conocida por ser cerrada y provocar numerosos sustos entre los asistentes.

Tras la curva de Mercaderes, empezamos a subir la calle Estafeta, también muy conocida dentro del encierro. Recordad que los toros corren más rápido cuando se trata de una cuesta por lo que este tramo es uno de los más esperados del recorrido. Es una delicia pasear por este tipo de calles de corte antiguo, estrechas y rodeadas de edificios variopintos. Los balcones se asoman curiosos ante el paso de los visitantes mientras estos caminan por una calzada Romana. En definitiva, un placer para los sentidos.
El Churrero de Lerín es uno de los locales más antiguos, queridos y emblemáticos de Pamplona. Situado en la calle Estafeta, este entrañable rincón lleva años ofreciéndonos su chocolate y sus churros. En las paredes se pueden dejar comentarios y opiniones, o incluso recuerdos para que los siguientes en leerlo puedan contestar. Durante todo el año es un local muy tranquilo, a excepción de los Sanfermines, cuando, por las mañanas, se llena de gente que no quiere ver el encierro sin su chocolate con churros.

Desde 1969, Pastas Beatriz  se ha distinguido por la calidad de sus pastas y su gusto por la tradición y la autenticidad de sus productos. Podemos encontrar pastas, magdalenas, numerosos artículos de chocolate… Pero lo más emblemático son los “garroticos”, napolitanas de pequeño tamaño que son el producto estrella del establecimiento.

La calle Estafeta está repleta de bares. Gran dato para los que prefieran algo salado acompañado de algo fresquito.
Recordad que el Martes y el Jueves en toda la parte vieja se pone en marcha lo que se conoce como Juevintxo, es decir,  que un pincho y una cerveza, u otra bebida, se sirven por dos euros. ¡Genial, verdad?